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Los esperanzadores resultados animaron a la Diputación de Navarra a proseguir con las pruebas. La subvención para continuar la vacunación carbuncosa fue concedida “con la expresada condición de ensayar también la inoculación preventiva de la perineumonía contagiosa”, “epizootia terrible que viene atacando a gran número de reses vacunas de los valles pirenaicos”.1
La vacuna empírica contra la enfermedad fue diseñada en 1852, por médico belga e hijo de un ganadero, Louis Willems.2 Aunque se publicaron noticias sobre su prevención en revistas veterinarias de ámbito nacional, no se ha encontrado documentación alguna de ensayos previos en España. Debe tenerse en cuenta que no se diagnosticó en el país hasta finales de la década de 1860, generalizándose la enfermedad en la siguiente. El micoplasma causante de la perineumonía fue descrito en 1898 por Edmond Nocard y Emile Roux, colaboradores de Louis Pasteur.
Para llevar a cabo los ensayos en el valle del Baztán “con probabilidades de éxito” y cerciorarse de la buena salud de los animales, se compraron seis vacunos de dos años. El sábado 27 de enero salió de Pamplona una comisión compuesta por los veterinarios Simeón Anaut, Celestino Dornaleteche, Gregorio Garjón y Gregorio Arzoz. Su destino era Elizondo, donde contarían con la eficaz ayuda de Eusebio Arburúa,3 titular del valle, y encargado de realizar el seguimiento.4
En El Monitor del 18 de abril de 1883 se puede leer la memoria del experimento.5 Los ensayos tuvieron lugar entre el 5 de febrero y el 10 de marzo. Aunque de las cuatro reses sólo sobrevivió una, explicaron la mortalidad por deficiencias en la aplicación de la vacuna.
Concluyeron “que el virus perineumónico se propaga de una manera admirable en el tejido celular y ocasiona la muerte; al paso que, inyectado en la masa sanguínea, su acción es efímera e inofensiva”. Por lo que consideraron “de todo punto necesario ensayar la inoculación intravenosa en mayor escala, si es que se ha de librar nuestro ganado vacuno del terrible azote que pesa sobre él estos doce años, reduciendo a la miseria infinidad de familias y, lo que es más grave, causando el retraimiento del fomento de una especie de animales utilísimos en diferentes conceptos; porque, sin los cuales, la existencia del hombre sería muy dificultosa”.
Tomás Erausquin. Fotografía publicada en el libro “Historias de la Veterinaria alavesa” de Fernando Camarero, y editado por la Diputación Foral de Alava. Archivo de la familia Erausquin
Pero no sólo en Navarra se investigaba sobre la profilaxis de la perineumonía bovina. La siguiente nota se podía leer en El Monitor del 12 de octubre de 1883: “Según nuestros informes, D. Tomás Erausquin, ilustrado veterinario establecido en Maestu (Álava), ha practicado en la región caudal la inoculación de la perineumonía contagiosa, cuando dicha epizootia estaba diezmando el ganado vacuno de su clientela, y el resultado ha sido la desaparición de la enfermedad”.
Los detalles se publicaron seis meses después: “Según nos dice el Sr. Erausquin, había en su partido 130 cabezas de ganado vacuno, y en pocos días murieron 15, víctimas de la pleuroneumonía exudativa, todos los que enfermaron. En su vista, de acuerdo con el vecindario y con otro profesor, tío suyo, que fue en consulta, determinó practicar la inoculación, que hizo en 113 vacunos de diferentes edades y sexo. A los siete días de hecha la operación se presentaron cuatro enfermos, de los cuales murió uno, y a consecuencia de la inoculación murieron cinco; con esto desapareció la enfermedad. Los cinco que murieron eran de uno, dos y tres años, y sabido es que los novillos jóvenes tienen mucha más receptibilidad, aunque el Sr. Erausquin atribuye al cambio brusco de temperatura que se operó aquellos días”.
Finalmente, desde la revista se hizo un llamamiento a los veterinarios para que “influyan con los propietarios y ganaderos a favor de la vacunación; para lo cual convendría que se asociasen para sobrellevar mancomunados las pérdidas ocasionadas por la inoculación”.6
El Gobierno se interesó vivamente por el nuevo descubrimiento, y envió a Francia al ingeniero agrónomo Juan Ramón y Vidal, para estudiar la profilaxis del carbunco.7 A su regreso en septiembre de 1882, presentó una propuesta de vacunación de las reses bovinas y lanares del Instituto Agrícola Alfonso XII, que fue aceptada por el Ministro de Fomento.8 Antes de finalizar el mes de octubre, la Dirección general de Agricultura, tenía en su poder el “virus carbuncoso” y el inyector Pravaz.
Rafael Espejo del Rosal, director de la Gaceta Médico – Veterinaria no se mostró de acuerdo con la designación del ingeniero, ya que las inoculaciones preventivas se habían “verificado en Navarra por el eminente Arzoz, sin que fuera ornado el hecho de toda la influencia ministerial”.9
Pero la experiencia nunca tuvo lugar. En la obra titulada “Preservativo del carbunco en los ganados” (1883), Juan Ramón y Vidal explicó las causas por las que no se ejecutó la real orden.
Fotograma de The story of Louis Pasteur, 1935, dirigida por William Dieterle.
“Con objeto de dar toda la importancia debida a los experimentos”, se nombró una comisión “que los preparara y dirigiera”, integrada por el Director del Instituto Agrícola de Alfonso XII, un ingeniero agrónomo, un ganadero, Braulio García Carrión, Catedrático de la Escuela de Veterinaria, y el propio autor.
Tras una reunión celebrada el 18 de noviembre, se expusieron al Ministro las dudas sobre la conveniencia o no de llevar a cabo la vacunación en el lugar previsto, o “en un sitio cualquiera de la Sierra de Guadarrama”.10
Se trata de una forma diplomática de explicar la decisión del comité para realizar las pruebas, con el voto en contra de Juan Ramón y Vidal. La prensa veterinaria puso nombre al responsable, Braulio García Carrión, que “atestiguó que no había carbunco en España (el buen hombre iba arrastrado por un optimismo un tanto desatinado: España es el país de Europa en el que mata más animales y más... hombres esa terrible enfermedad)” y “manifestó que era muy malo traer virus que pudieran producir la afección”.11
Otro catedrático que combatió la vacunación fue Santiago de la Villa. En 1886 afirmó “las ideas y conceptos del microbismo, con el tiempo ha de ser juzgado... como LA MÁS GRANDE VERGÜENZA del último tercio del siglo XIX”.12 Y al año siguiente manifestó que los descubrimientos de Pasteur eran “innecesarios”, porque las enfermedades “amainan y amainarán” siempre que se implante una higiene rigurosa, y “perjudiciales”, porque las difundiría. “¡Jamás, jamás nos haremos solidarios de semejante desatino, siquiera este desatino fuese defendido por todos los reputados sabios del mundo!”.13
A las experiencias de Navarra siguieron otras en diferentes localidades del país.
Este es el resumen final de los experimentos realizados en España con la vacuna carbuncosa en el ganado lanar y que se dieron a conocer:
Localidad
y año de realización |
Reses
lanares y caprinas |
Número
de bajas |
||
Vacunadas |
Sin vacunar |
Vacunadas |
Sin vacunar |
|
Obanos (Navarra) 1882 |
2 |
2 |
1 |
2 |
Obanos (Navarra) 1883 |
16 |
16 |
1 |
16 |
Obanos (Navarra) 1883 |
1.200 |
- |
- |
20 |
Almansa (Albacete) 1883 |
4 |
4 |
- |
4 |
Albacete (Albacete) 1883 |
7 |
6 |
- |
4 |
Figueras (Gerona) 1884 |
4 |
4 |
1 |
4 |
Híjar (Teruel) 1884 |
1.215 |
98 |
4 |
12 |
Albalate del Arzobispo (Teruel) 1884 |
212 |
5 |
6 |
8 |
Alloza (Teruel) 1884 |
200 |
- |
- |
- |
Gerona (Gerona) 1886 |
8 |
3 |
1 |
3 |
Figueras (Gerona) 1886 |
22 |
3 |
13 |
- |
Figueras (Gerona) 1886 |
18 |
10 |
4 |
8 |
Calabazanos (Palencia) 1886 |
6 |
2 |
- |
2 |
Villamuriel de Cerrato (Palencia) 1886 |
218 |
- |
- |
- |
En el Calendari del Pagés per l’any de 1885 (Calendario del labrador para el año 1885) se incluyó el artículo titulado “¡Per compassió vacunéu las bestias!” (Vacunen el ganado, por compasión), recomendando la inmunización de los animales contra el carbunco.14 Es de suponer que ya se practicaba antes de los ensayos oficiales –subvencionados por la administración–, realizados en Gerona al año siguiente.
La vacunación en España, al igual que sucedió en otros países, se difundió poco a poco. Así lo demuestran los datos recogidos por Juan de Dios González Pizarro, procedentes del “laboratorio montado en París para suministrar al extranjero vacunas Pasteur”. Desde su fundación en 1893 hasta el año 1901 inclusive, envió a España 775.646 dosis dobles.
A Italia se remitieron, 1.308.107, Australia, 637.608, América del Norte, 589.384, Alemania, 484.486, Rusia, 346.328, América del Sur, 132.521, Turquía, 126.346, Portugal, 82.729 y “a las posesiones inglesas”, 59.442. Además el laboratorio de Austria – Hungría vacunó “desde su fundación hasta el año 1901, 9.191.296 animales, y el de Buenos Aires unos dos millones”. Entre 1882 y 1901 se inmunizaron en Francia casi seis millones de ovejas y cerca de un millón de bovinos. La mortalidad descendió en las reses lanares desde el 10% hasta el 1% y en las vacunas desde el 5% al 0,34%.15
También habría que tener en cuenta las vacunas suministradas por Jaime Ferrán. ¿Qué papel pudo jugar este investigador en el desarrollo de la vacunación animal? Lo poco que se ha podido documentar es que en 1885 vendía vacunas contra el carbunco desde su casa de Tortosa,16 y en el verano de 1886 participó en unos ensayos realizados en Figueras. Se ofreció para llevarlos a cabo con su propia vacuna, tras fracasar las realizadas la primavera anterior con la de Pasteur.17
1 [Decreto de la Diputación de Navarra de 30 de diciembre de 1882], en El Monitor, 5 marzo 1883.
2 WILLEMS L., «Mémoire sur la pleuro – pneumonie épizootique du gros bétail», en Rec. Méd. vét. pratique, 3rd part, tome IX, 14, 1852.
3 Eusebio Arburúa Altamira, natural de Santesteban, completó los estudios de veterinaria en la Escuela de Madrid en 1866. Desarrolló su carrera profesional en Elizondo.
4 El Monitor, 5 marzo 1883.
5 ARBURÚA, EUSEBIO, “Historia de la inoculación preventiva de la perineumonía exudativa verificada en cuatro reses vacunas por la Asociación científico – veterinaria de Navarra en Elizondo”, en El Monitor, 18 abril 1883.
6 El Monitor, 12 octubre 1883 y 20 marzo 1884.
7 DÍAZ REAL, J. Patología especial del carbunco y su profilaxis por la vacunación, Játiva, 1885.
8 “Real Orden del Ministerio de Fomento del 13 de octubre de 1882”, en Gaceta de Madrid, 17 octubre 1882, tomo IV, pág. 147.
9 Gaceta Médico – Veterinaria, 28 febrero 1884.
10 RAMÓN VIDAL, J. Preservativo del carbunco en los ganados, Madrid, 1883.
11 “¿Qué ha hecho la Liga”, en Gaceta Médico – Veterinaria, 28 enero 1887.
12 “Microbiazo”, en La Veterinaria Española, nº 1040, 10 septiembre 1886.
13 “¡Microbiazo! ¡Microbiazos!”, en La Veterinaria Española, nº 1063, 30 abril 1887.
14 Gaceta Médico – Veterinaria, 7 octubre 1885.
15 GONZÁLEZ PIZARRO, J.D. Instrucciones prácticas acerca de la fiebre carbuncosa (bacera) y del carbunco enfisematoso (pernera), Córdoba, 1906, págs. 48 – 50.
16 DÍAZ REAL, J. Patología especial del carbunco y su profilaxis por la vacunación, Játiva, 1885.
17 ARDERIUS BANJOL, JUAN, “Resultados obtenidos en Gerona con las vacunas de Pasteur y el Dr. Ferrán”, en Gaceta Médico – Veterinaria, 21 octubre 1886.
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